Es y será considerado un bimbache universal, que recuerda a su pueblo y a su isla en sus cuentos «Una Vieja Paisana», «Cualquier paisano» y «Pesadilla de un exiliado».
Aún le recuerdo sobre una tarima aquel revuelto 6 de septiembre de 1977, sólo unos meses antes del asesinato de Javier Fernández Quesada, declamando ante la mirada rabiosa de «los sociales», oyentes no invitados, y en las mismas narices de «los grises», taponando con sus pertrechos represivos las entradas al Salón: «Quiero que mi voz sea clara, que sea pura y que sea firme, yo quiero gritar muy fuerte ¡vivan las Canarias Libres!».
Miguel Ángel Díaz Palarea