En un pueblo cerca del Pirineo francés, a finales del siglo XVI, Lorayne y su padre son
refugiados huyendo de una persecución de brujas. Lorayne está dotada con dones extrasensoriales
en una época en la que quemaban en la hoguera a cualquiera (especialmente mujer) de quien
tuvieran indicios de practicar brujería. Entre el fanatismo y la ignorancia reinante, Lorayne sufre el
estigma de ser una bruja real… aunque no es la única.