RODRIGUEZ ACEVEDO, JOSE MANUEL
Una clase terrateniente económicamente desestructurada y
atrincherada en una serie de feudos o zonas de influencia muy concretas
generaría un sistema político fragmentado en múltiples facciones. Unas clases
dominantes en las que la hegemonía correspondía a los propietarios de la
tierra y el agua, darían lugar a un sistema político ruralizado, en el que la
burguesía compradora -agente de la dominación económica del imperialismo
europeo− se hallaba supeditada políticamente a los caciques rurales, que eran
los que controlaban los mecanismos de poder en los pueblos de la Isla. Una
economía semifeudal generaría unos aparatos estatales estructuralmente débiles
y, en muchos casos, ficticios, incapaces de llegar hasta todos los confines
del territorio sin contar con las redes paraestatales del caciquismo, únicas
que gozaban de vitalidad en el atrasado agro de la mayor parte de la Isla.