Tras un juicio que sacudió a la sociedad Francesa de la época, en 1922 Landru fue ejecutado por haber asesinado a 10 mujeres y un niño. Entre la multitud de periodistas que cubrió el caso se encontraba el exiliado alemán Paul Bock. Una década después escucha rumores de que el asesino serial aún vive y fue visto en Buenos Aires.