Escrito de forma amena, apasionada y sencilla, consigue que el lector se adentre en las vivencias de alguien que ama profundamente el mar. Las experiencias e impresiones que se recogen en este libro son el compendio de una búsqueda de desarrollo personal en la que, a través de la metáfora del viaje y del mar, podemos de alguna manera reconocernos cada uno de nosotros. El Equilance nos invita a compartir y experimentar las venturas y desventuras de los primeros descubridores.